Ser Peregrino

Peregrinar es salir de un lugar, recorrer un camino para llegar a una meta y volver renovado al propio lugar. De Dios salimos, en Él vivimos y a Él volvemos. Mientras peregrinamos en este mundo procuramos vivir siguiendo el camino de Jesús, con la esperanza de que también nosotros un día gozaremos con Él para siempre en la casa del Padre.

El peregrino no es solo un caminante, es más que nada un creyente, que quiere orientar su vida según los criterios de Dios, siguiendo a Jesucristo.

El verdadero peregrino no se siente dueño de la tierra por la que transita: con la misma facilidad con que la pisa, la deja y continúa su camino, como Abraham, hacia otra tierra que el Señor le dará. No teniendo lugar fijo donde establecerse, se comporta con espíritu de pobreza, siempre abierto al Señor, en espera de recibir de Él el pan de cada día.